Estrella a la fuga


Autor:
Toni Climent
Características:
OTA Takahashi FSQ 85
Narrowband ,25 tomas Halpha, 8 tomas Oxigeno III y 30 tomas SII de (6,5nm).
Exposición por toma de 1200 seg.
Procesado con PixInsight.
Fecha:
Diciembre 2020
Lugar:
 Alginet 39º15`N 000º28`E
Documentación:
M.J. Castellote

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Las zonas nebulosas son complicadas si no se estudian con varias longitudes de onda. La detección de emisiones distintas nos proporcionan información sobre acontecimientos distintos. Unas servirán para localizar estrellas nacientes (p.e. ultravioleta) y otras nos indicarán la presencia de objetos en estados evolucionados como estrellas de neutrones o agujeros negros (p.e. rayos-X). Después se van comprobando las especulaciones teóricas o se formulan otras inéditas a la luz de los nuevos datos.

Como se nos muestra en la fotografía de la nebulosa IC 405, la densa nube de polvo impide localizar estrellas en su interior. Sin embargo las medidas de emisiones no ópticas en la zona, van encajando, si no objetos concretos, sí áreas con características propias.

IC 405 fue descubierta en 1892 por el astrónomo germano-americano John Martin Schaeberle ( Johann Martin Schäberle, en alemán). Se localiza en la constelación de Auriga, en la zona señalada en la foto.


Fotografía Auriga (Cochero) de Vicente Aupí que nos recuerda que las maravillas también están al alcance de nuestros ojos, basta con levantar la vista: el mejor mapa.

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Quitemos algo de polvo

Como en las minas, sólo cuando desaparece el polvo podremos extraer lo verdaderamente interesante. En el caso de IC 405, conocida también por la nebulosa de la Estrella llameante, no podemos eliminar todavía todo el polvo que limita la observación de elementos concretos. Lo que sí permite es anticipar teóricamente lo que podemos encontrar detrás.

Tabla de objetos

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V* AE Aur

IC 405 hace honor al sobrenombre de ‘llameante’. Todo el brillo parece irradiar de un mismo punto, la estrella AE Aur. Aún se aprecia mejor en el infrarrojo:


Imagen de la base de datos Aladin del CDS


Situada a unos 1.500 años-luz, parece que AE Aur, inició su camino en Orión hace unos 2,6 millones de años, expulsada por la colisión de dos sistemas binarios. Estas estrellas fugitivas viajan a una velocidad anormalmente alta y, al interactuar con la materia nebular, forman un arco de choque similar al, también llamado, arco de proa creado por un barco en la dirección de su movimiento. Interpretar la naturaleza de esos arcos es otro de los retos en la investigación astronómica.

Junto a μ Col, en la constelación de Columba, AE Aur salió despedida en sentido contrario a aquella desde la nebulosa de Orión.

Parece que las ‘estrellas fugitivas’ siguen una trayectoria en línea recta

Es posible, pues, imaginar que sus primeros movimientos fueran similares a lo que está ocurriendo con LL Ori que, aunque está siendo arrojada, todavía se encuentra dentro de la nebulosa.



Izquierda: Nebulosa de Orión [detalle] (APOD: 2012 July 15 – Orion Nebula: The Hubble View). Derecha: Arco de choque formado en LL Ori (APOD: 2013 February 3 – LL Ori and the Orion Nebula)

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Sh2-229 y CBB 8

Sin quitar el protagonismo a AE Aur, existen otras peculiaridades en la nebulosa. Una de ellas es la zona Sh2-229 cuyo centro se señala en la fotografía. Se trata de una región HII (hidrógeno ionizado) de formación de estrellas masivas en cuyo interior se halla alojado el cúmulo estelar CBB 8.

La estrella HD 34030, de la que se tiene poca información (tipo espectral presumible F8) no parece estar formando parte del cúmulo. Se le han detectado emisiones en ultravioleta e infrarrojo y está catalogada como una estrella de alto movimiento propio.

Otras zonas difusas

Cada vez más se van recogiendo datos obtenidos de grandes barridos galácticos que van conformando mapas de distribución en el espacio. Es el caso de la otra región HII, catalogada como [C51] 116, de la que apenas se conoce su existencia y ésta sólo por sus emisiones.

Otro tanto ocurre con las tres zonas de emisiones en infrarrojo, IRAS […], mostradas en la foto y con la nebulosa oscura LDN 1510, catalogada con una opacidad intermedia.

Aún más indeterminado resulta el área correspondiente a Ced 42: se trata de materia interestelar (gas y polvo principalmente).

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Las estrellas en Auriga

Externas a la nebulosa, en la parte inferior izquierda, se reconocen 17, 18 y 19 Aur y la variable V*IQ Aur formando un trapecio.

17 Aur es un sistema binario eclipsante en la que ambas estrellas de tipo espectral B son peculiares, con elevada presencia de metales: la primaria (B9V) es del tipo HgMn (mercurio-manganeso) y la secundaria (B9.5V, muy cercana al A) es del tipo Am (con variable presencia de distintos metales).

A pesar de su tipo espectral, A7V, la estrella 18 Aur presenta emisiones de rayos X que pueden sugerir la presencia de una compañera tardía. De hecho existen indicios de una acompañante de tipo K-M.

En 19 Aur, de secuencia post-principal (A5II), se detecta un claro campo magnético débil cuyo seguimiento (proyecto LIFE) puede proporcionar valiosa información sobre la evolución de una estrella.

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Cerrando el bucle

Lo primero que hemos señalado en la fotografía ha sido la ‘Estrella llameante’ y, en un final de recorrido hecho a medida, se incluye la estrella V* IQ Aur, de tipo A. Este final, sorprendente y casi poético, nos cuenta que precisamente en IQ Aur, se investiga su posible emisión de llamaradas.

Y es que IQ Aur también es una estrella peculiar (A0p), variable eruptiva del tipo α2 CVn que alterna estallidos y estados de reposo. No hay resultados concluyentes pero, según los obtenidos en el análisis de las variaciones en la emisión de rayos X (Robrade, J. and Schmitt, J, 2011), parece haber relación entre temperatura, metalicidad y pérdida de masa. También parece que las llamaradas se producen lejos de la superficie de la estrella. La fuente de rayos X detectada en ellas está alejada de su centro y esto permite aventurar la posibilidad de la presencia de una compañera de tipo tardía (difícilmente detectable de otra forma).

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Bases de datos:

Centre de Données astronomiques de Strasbourg [https://cds.u-strasbg.fr/]

NASA [https://www.nasa.gov/]

Referencias:

Dubout-Crillon, R., “H II regions of the northern Milky Way: medium-large-field photographic atlas and catalogue.”, Astronomy and Astrophysics Supplement Series, vol. 25, pp. 25–54, 1976.

Lynds, B. T., “Catalogue of Dark Nebulae.”, The Astrophysical Journal Supplement Series, vol. 7, p. 1, 1962. doi:10.1086/190072.

Pedersen, M. G., “Do A-type stars flare?”, Monthly Notices of the Royal Astronomical Society, vol. 466, no. 3, pp. 3060–3076, 2017. doi:10.1093/mnras/stw3226.

Robrade, J. and Schmitt, J. H. M. M., “New X-ray observations of IQ Aurigae and α2 Canum Venaticorum. Probing the magnetically channeled wind shock model in A0p stars”, Astronomy and Astrophysics, vol. 531, 2011. doi:10.1051/0004-6361/201116843.

Schröder, C. and Schmitt, J. H. M. M., “X-ray emission from A-type stars”, Astronomy and Astrophysics, vol. 475, no. 2, pp. 677–684, 2007. doi:10.1051/0004-6361:20077429.

Takeda, Y., Han, I., Kang, D.-I., Lee, B.-C., and Kim, K.-M., “Compositional differences between the component stars of eclipsing close binary systems showing chemical peculiarities”, Monthly Notices of the Royal Astronomical Society, vol. 485, no. 1, pp. 1067–1084, 2019. doi:10.1093/mnras/stz449.

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