
Autor:
Frédéric Tapissier
Características:
[No disponibles]
Documentación:
M. Jesús Castellote
あかりse pronuncia ‘akari’. Es una palabra japonesa que designa luz. No he podido averiguar el matiz que la diferencia de otras que también se refieren a la luz en ese idioma pero ésta es la que ha dado nombre al telescopio espacial encargado de sondear todo el cielo en infrarrojo (bueno, el 99%).
La misión, por su denominación oficial ASTRO-F, empezó en 2006 con la intención de mejorar los datos de IRAS que había sido lanzado en 1983. El trabajo en colaboración entre la agencia japonesa JAXA y la europea ESA, contó con el ESAC para la determinación de las posiciones de las fuentes detectadas. El ESAC es el centro de la Agencia Espacial Europea con sede en Madrid, Villafranca que, a su vez da nombre al catálogo de estrellas OB que ha aparecido en diferentes entradas de este blog (ver Un bucle extraño y El corazón de las tinieblas).
AKARI realizó una exploración de luz infrarroja lejana emitida por el polvo frío en cuyo interior se desarrolla la formación estelar. Sus datos fueron volcados en 2015 [https://sci.esa.int/web/astrophysics/-/55873-akari-far-infrared-all-sky-data-released].
Esto viene al caso porque esa luz azul que destaca en la fotografía, la de NGC 7023 (la Nebulosa Iris), también se percibe en las imágenes tomadas por AKARI. Llama la atención que esta pequeña luz en una zona tan oscura pueda hacer la competencia en brillo (infrarrojo) a otros objetos que le superan en tamaño.
Aquí la imagen en la posición en que se utilizarán las coordenadas

Y aquí la imagen de AKARI

Algunos de los objetos señalados ya se han visto: IC 1795, Nebulosa Cabeza de Pez (ver El pez dorado) y NGC 7000, North America Nebula (ver El corazón de las tinieblas). En rojo la Nebulosa Iris.
Suficiente para empezar la aventura.
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Ubicación
Dada su proximidad, en alguna de las primeras fuentes aparece NGC 7023 como perteneciente a la constelación Draco (Pease, 1920) pero no quedan muchas dudas respecto a su vinculación a Cepheus

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Además de ser una nebulosa de reflexión, Iris contiene un cúmulo abierto del que se conocen 14 elementos. Un primer recuento de variables de la nebulosa hecho en 1962 ha dejado huérfanas de referencias a algunas que, por alguna razón, no han podido ser incluidas en catálogos posteriores (Rosino y Romano, 1962). La Cl* NGC 7023 RS 5 es la única superviviente de las detectadas en ese primer trabajo que ha mantenido su nombre original. Otras han adoptado otro y algunas han quedado en el cajón de las referencias únicas, es decir, citadas únicamente en un único barrido general.


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Más estrellas
Para quien disfruta de la observación es muy difícil dejar de lado ese conjunto de estrellas que destacan aunque sólo sea porque están en un plano más cercano. Y es que son a las que, en general, podemos acceder a simple vista o con nuestros instrumentos amateur.
Aquí están las de la astrofoto:


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Las nubes oscuras
Algo que caracteriza esta parte del universo es la presencia de nubes de polvo oscuro que impiden la visión. Si en otras ocasiones hemos podido constatar las dificultades de identificación de objetos y estrellas por encontrarse en regiones visualmente brillantes, al rastrear la bibliografía de esta zona se puede comprobar que igualmente se encuentran impedimentos para mapear las umbrías.
Se ha mencionado cómo se quedaban fuera de los catálogos actuales estrellas anteriormente identificadas como variables. Ahora nos encontramos con el cúmulo C 2058+679 que, previamente designado como Collinder 427, carece de cualquier referencia. Una prueba más de todas esas dificultades con las que se encuentran los astrónomos.
Varias nebulosas oscuras se pueden identificar en la astrofotografía de Frédéric Tapissier.

Los recuadros corresponden a los fragmentos ampliados que veremos después

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Más revelaciones del fantasma
Casi es obligatorio empezar por la LDN 1177, que ya tuvo una entrada (ver El fantasma se revela). En esa ocasión la información estaba más centrada en la estrella BD +67 1300 y en la protoestrella de nombre disuasivo que iluminaban ciertas partes de la nebulosa formando una de reflexión. Esta vez podemos ampliar datos que nos ayudan a comprender la ‘parte oscura’.
Sirva la ocasión para entender que a distinta perspectiva, distinto camino y, por tanto, distinta información obtenida que no es contradictoria o excluyente.

Los círculos concéntricos apenas abarcan una pequeña superficie alrededor de los centros de los objetos para facilitar su localización. Si se compara con la entrada del 19 de abril pasado, se puede ver la diferencia de señalización.
Más oscuridad
Un vistazo al resto de estas nubes oscuras nos habla de su alta opacidad (recordemos el Catálogo de Berverly T. Lynds). De menor a mayor LDN 1167 (2), LDN 1170 (3), sigue LDN 1158 (4) la misma que LDN 1177 que hemos comentado y que LDN 1174, al lado de Iris.
La siguiente más oscura, 5 en la escala, es LDN 1173 cuyo centro parece estar señalado en una parte más clara. Es cierto que su localización tiene un alto grado de incertidumbre (el más alto otorgado en el CDS) pero, con los datos en la mano, ese es su centro aunque visualmente parece que la parte más densa está hacia su oeste.
En este ranking el máximo de opacidad, nivel 6, se lo llevan LDN 1172 y LDN 1155, de la que nos vamos a ocupar ahora.
Y más sorpresas
LDN 1155, diagonalmente opuesta en la fotografía a SH2-136, el fantasma, está claramente realzada por la presencia de la variable de tipo Orion, V* PV Cep, que también produce con su brillo una nebulosa de reflexión, NAME Gyulbudaghian’s Nebula (GM 1-29). Aquí su imagen en detalle tomada por el Hubble

PV Cep [https://cdn.spacetelescope.org/archives/images/screen/potw1316a.jpg]
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Parece que este rincón del cielo es armenio ya que la mayoría de los objetos descubiertos lo han sido en el Byurakan Astrophysical Observatory (BAO) debido, en parte, al trabajo realizado por el astrónomo Armen Liparit Gyulbudaghian, también armenio, que da nombre a la nebulosa brillante y que, preocupado por explicar el proceso de nacimiento de las estrellas, ha centrado su atención en los objetos Herbig-Haro de la zona ( Gyulbudaghian, 1984). Ocurre que los objetos Herbig-Haro son unos buenos trazadores de las regiones en las que se forman estrellas y todo parece indicar que por detrás de esos nubarrones hay todo un mundo en ebullición.
Lo que tiene de particular esta nebulosa es que varía su forma en unos pocos meses y eso representa un tiempo increíble cuando se habla del universo. De hecho, el brillo de la estrella ha variado también en un lapso de 25 años (las primeras imágenes de la comparativa se tomaron en 1952). Como estrella joven que aún es, parece que debe estar rodeada por un disco de gas y polvo, así que el brillo podría ser debido a un escape de luz. Otras investigaciones llevan a pensar que podría tratarse del inicio de la fase de combustión del hidrógeno (¿ZAMS?) [https://esahubble.org/images/potw1316a/].
V* PV Cep se encuentra a una distancia de unos 340 pc registrados en 2018.
Lo mismo que ocurría con LDN 1173, la localización en la fotografía de esta nebulosa oscura necesita explicación porque nos encontramos con mapas en los que puede dar la sensación de estar incluida en LDN 1158. Con los datos de opacidad que hemos visto y la inclusión de la nebulosa de Gyulbudaghian como parte integrante de ella, me parecía más intuitivo señalarla desplazando su centro (punto rojo en la astrofotografía). No obstante esto sólo debe ser indicativo del cuidado que hay que tener con tomar estas representaciones al pie de la letra. Plasmar en un plano algo tridimensional siempre es difícil. Si ese algo es polvo y gas que no se sabe si dispuesto hacia la parte trasera o hacia delante, todavía se complica más.
Esos desconocidos
Encontrar en una base de datos (y en cualquier sitio, supongo) ‘objetos de naturaleza desconocida’ es una invitación al fisgoneo. Y si uno de ellos carece de espacio que ocupar, doble misterio. Es el caso de, [GKW97] HH 215 1; ni siquiera tiene coordenadas. Parece decir ‘debo existir pero no sé dónde’; como una de las anticipaciones tan habituales de los modelos en Física.
Bien, aquí tenemos una ristra sujetos por identificar que no se puede dejar pasar y estas son sus localizaciones imposibles de determinar en una fotografía (Gómez, Kenyon y Whitney, 1997).

En la imagen de la izquierda, del DSS, el cuadrado representa el centro de la nebulosa con su correspondencia en la imagen de la derecha

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A vueltas con el Cinturón de Gould
Si empezábamos con la misión AKARI, acabamos con la Herschel Gould Belt Survey (Herschel GBS). Uno de sus objetivos: censar los núcleos preestelares en las nubes moleculares más cercanas del Cinturón de Gould, hasta aquellos de una masa equivalente a la de una enana marrón. Como vamos comprobando, esta zona es rica en ellos.
Vimos en la anterior entrada (ver Puzle visual) cómo Herschel había proporcionado imágenes del ‘Filamento f’ en M 42. Entre 2009 y 2013 recopiló datos en los que hay que destacar los relacionados con una red filamentosa que parece estar estrechamente vinculada con la formación de estrellas. Fueron precisamente las imágenes obtenidas en la Herschel GBS las que permitieron avanzar en esta línea de investigación.
Y si antes hacíamos referencia a la curiosidad que despiertan esos ‘objetos de naturaleza desconocida’ qué decir de las palabras de Philippe André, investigador principal del estudio Herschel Gould Belt Survey: «La mayor sorpresa fue la ubicuidad de los filamentos en estas nubes cercanas y su íntima conexión con la formación estelar», y añade, «Pero hay más: estas observaciones revelaron que los filamentos, que pueden extenderse hasta varios años luz de longitud, parecen tener una anchura universal de aproximadamente un tercio de año luz. Esto sugiere que algo fundamental se esconde debajo» [En https://sci.esa.int/web/herschel/-/55942-herschels-hunt-for-filaments-in-the-milky-way] … (¡anzuelo picado!).
Y también se hablaba en la entrada anterior de que tanto Orion como Scorpius se encontraban en este anillo de Gould. Ahora Cepheus y no creo que sea bueno privarse de jugar una vez más con la geometría y rápidamente poderlo ver en el plano (de Cartes du Ciel).

Al menos, cuando observemos las constelaciones, podremos incluir una imaginaria trayectoria por la que pasaría ese anillo-guardería estelar que es el Cinturón de Gould.
¿Y qué pasa con Iris?
Pues que, como siempre, la aventura nos lleva por caminos no predecibles. Tendrá que ser en otro plató.
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Bases de datos
Centre de Données astronomiques de Strasbourg [https://cds.u-strasbg.fr/]
COSMOS (Portal for users of ESA’s Science Directorate’s Missions) https://www.cosmos.esa.int/
NASA [https://www.nasa.gov/]
Referencias
Dobashi, K., “Atlas and Catalog of Dark Clouds Based on Digitized Sky Survey I”, Publications of the Astronomical Society of Japan, vol. 57, pp. S1–S386, 2005. doi:10.1093/pasj/57.sp1.S1.
Gomez, M., Kenyon, S. J., and Whitney, B. A., “The Bipolar Optical Outflow Associated with PV Cephei”, The Astronomical Journal, vol. 114, p. 265, 1997. doi:10.1086/118471.
Gyul’Budagyan, A. L. (Gyulbudaghian, A. L.), “On objects looking like Herbig-Haro objects.”, Astrofizika, vol. 20, pp. 631–634, 1984.
Hubble, E., “The Distribution of Extra-Galactic Nebulae”, The Astrophysical Journal, vol. 79, p. 8, 1934. doi:10.1086/143517.
Kauffmann, J., Bertoldi, F., Bourke, T. L., Evans, N. J., and Lee, C. W., “MAMBO mapping of Spitzer c2d small clouds and cores”, Astronomy and Astrophysics, vol. 487, no. 3, pp. 993–1017, 2008. doi:10.1051/0004-6361:200809481.
Moreira, M. C., Yun, J. L., Vazquez, R., and Torrelles, J. M., “Thermal Radio Sources in BOK Globules”, The Astronomical Journal, vol. 113, pp. 1371–1374, 1997. doi:10.1086/118350.
Pease, F. G., “Photographs of nebulae with the 60-inch reflector, 1917-1919.”, The Astrophysical Journal, vol. 51, pp. 276–308, 1920. doi:10.1086/142552.
Rosino, L. and Romano, G., “Researches on nebular variables. II. Variables stars associated with the nebula NGC 7023 in Cepheus.”, Contributi dell’Osservatorio Astrofisica dell’Universita di Padova in Asiago, vol. 127, pp. 1–15, 1962.